miércoles, 3 de octubre de 2007

FULGOR DEL ÚLTIMO UMBRAL



William Blake - Hécate




Fallo perfecto

Como si fuera a morir en septiembre
mis teorías muero hoy
y vivo, sanguijuela roja.

Pulcro mosaico donde soy el fallo perfecto.

¿Vamos,
vampiro,
por las trampas?
Por los misterios
individuales: alfiles sin deriva que éramos.
Los misterios
-en uno-
que desesperamos sean.

Maltratarnos, océano primario.
Malnadar azules, amigo, si el instante.

Son, somos,
en tu risa con tu risa, cadalso.


(En cursivas Isaías Garde)


Pentesilea

Se ha hurtado el casco negro y el cabello se disuelve
y la atavía.
No hay tablero más exacto.
No hay otro laurel.

Algo dicta al arte tu partícula más inútil.

En la pequeña hora,
la espada lejos del amoroso vuelo,
Héctor ha de morir
tres veces
en torno a Ilión.



Getsemaní

La tensión del pie al acuñar su sandalia
su exquisita vanidad
una y otra vez
alienta el naufragio
en nuestras noches de Getsemaní


Señor de la batalla

en tu laberinto
quise quedarme
pero la altivez se traza con sangre

anduvimos por esquinas suburbias y hoy despierto a la carcoma
la lámpara desvía la plegaria
de una orden
de la pesadumbre

la camisa esculpe un vientre y sé que está vacío

duélenme los trinos que al alba convocan,
duéleme ese nombre que no es de pájaro ni de fauno

ahora el desierto:
llevaré otro trino, no el de hoy, sabiendo esta mañana,
espejo contiguo -eras espejo-
que ya no queda cosecha para morir con mérito



Isla de noche

Llora sobre el cuerpo de un animal dormido
y nadie espera en el jardín

Las arboledas hacen silencio a su paso
y los ciruelos envejecen
incapaz la noche de abrir el azahar ya partido

No llora la palabra
no llora el llanto no llora los dedos quietos no llora la piel de la tierra
no reconoce la risa ni la piedad de aquella noche

Nadie mira esta niebla que desanda los huesos, esta palabra
que tuerce la caída
el perenne calor del hierro y la furia
la estampida de los caballos
la cascada de los dioses en Islandia

(de Playa Köchel)



Natividad de mi hermano

el mutismo
el autista
la rabia
todas las promesas
la palabra que nunca dijo
ni dice

es la navidad
la natividad de mi hermano
el árbol que renace con sus muñequitos
la
piel cancerosa
el lirio ausente

jueguen los dioses al deleite
celebren
la noche pagana
mientras
inventamos un fresno druida
que apacigüe
esta túnica
final


tu espanto
la crisálida
el enorme cielo encendido
que nos desconoce


Texto incesante

del color insomne
dije
no nos pertenece

hilo de oro, el tobillo blanco, la túnica que desconozco
tu ojiva
criatura
los leopardos que mueren en la llanura
has visto
cuando la hiedra se enamora del cielo
y queríamos el cieloy la hiedra
dijo
que no existimos


tocame el pelo
y la cintura
enamorada del muro

los pájaros
que nos dicen
no
nunca
jamás nuestra mesa
el vino
la concesión
el texto incesante

(de Texto Incesante)




Don’t disturb

Ella absorta, hijo. Y vos, absorto. Y vos, en deuda. Y ella, en aventura ininteligible. Y las noches áridas, y el espejo que ni has sospechado cuando anunció que alumbraría a un monstruo. Y las calcinadas tardes del octavo mes, no has pensado en eso, hijo, hijo, padre. Has sabido de esa palabra, si padre. Sabemos de esa palabra, si también Pandora. Una sola vez mirame, antes de la barca y antes de la horca. Antes del cartel don't disturb.



Melodrama S. XIX

No te vayas, David, ni a la France. Una década ha pasado. Rommel sobrevivió. Simón sólo el instante, el mío. Todos estamos tristes y la montaña cae. Tuve un encuentro con el conde, dijo algo de Guillermina. Mientras bebía tu café traté de recordar la turquesa mar, pero hubo una vacilación del agua, eso que se siente al abrir los ojos después del insomnio, esa zanja espesa de herida pútrida y entonces cómo discernir.Me obligo a la teoría.
Me desentiendo así del suicidio. Y entonces, Gea, la que todo lo preside, habla de un orden.
De algo, fuera de tiempo.Oye, la arena silba. Silba. Oye. La arena.

(de Chacal de Noche)



Elfo

No protegeré el campo ajeno. Desvestiré sus cosechas, el fruto del ahorcado. Sabes, no importa ni la tierra ni tu resistencia ni la mandrágora. Tal vez la arqueología luego diga de nosotros que hemos sido el estrépito a deshora. Algo así como un elfo tutelar, el murmullo que desdice la anarquía, la soledad de una rama de olivo.Estoy construyendo tu verano para el mes más cruel.

Aria

Me despido; creo que un anatomista salvará la lluvia en estos cuencos. No la mirada; pertenece al silencio. Es el espacio entre los dedos para la copa de ámbar.Soy ese pacto sanguíneo pero jamás, jamás tendré el cuerpo y una pluma para firmar.He fallado.


(de Palimpsesto)

Patricia Damiano

Textos completos en Zoopat
http://patriciadamiano.blogspot.com/